Thursday, January 19, 2006

Mis pies caminan sobre tapices de colores tierrra que dibujan el sino de la tierra donde me encuentro. Me transformo en águila y vuelo hacia un horizonte lejano de rosas que forman nubes detrás de las montañas. En el vuelo busco las presas de mi necesidad y sacío la sed en las aguas turbias del pantano de una urbe. Un niño encuentra en el color de la piel de una mujer la posibilidad del descanso de su trabajo y entonces logra sentarse en su banqueta por unos instantes hasta que la caja del betún cae y marca el tiempo como una campana; sólo que este niño sabe que no irá al recreo en el patio de la escuela sino en la búsqueda de nuevos zapatos por limpiar. Una mano se estira. Otra mano revuelve una mochila. Dos mujeres caminan por un río. Un hombre viejo en una casa espera atento el llamado de su puerta y el ingreso de gente desconocida con nuevas palabras qué ofrecer. Las vías del ferrocarril desbordan de sombreros, trenzas y colores que se desdibujan en el movimiento de unas polleras.