Thursday, June 29, 2006


Rulfo me susurró al oído: "Este mundo, que lo aprieta a uno por todos lados, que va vaciando puños de nuestro polvo aquí y allá, deshaciéndose en pedazos como si rociara la tierra con nuestra sangre. ¿Qué hemos hecho? ¿Por qué se nos ha podrido el alma?..." Y después sentada, al lado de una alcantarilla que tal vez fuera mi cama, escuché el sonido del tambor que retumbaba fuerte en el minúsculo espacio que deja mi almohada entre una puerta y la biblioteca, Tum Tum Tum y de repente entendí porqué los sonidos, las voces y los cantos. Busqué viejas fotos; entre ellas, un paisaje de colores me abrigó con frazadas de lana y de recuerdos. La imagen de una mujer me reveló que llevo un águila dibujada en mi calendario, que me grita en quechua entre las plumas de mi estómago. El águila es quien orientaba al mago que dirigía a los pueblos originarios de mi tierra. el águila podía ver en la pétrea inmensidad de la noche. El águila vuela y con él, mi cuerpo.