quizás no sea yo frente al espejo.
la realidad invertida del reflejo de mis pasos.
el viaje, pincel de témpera colorada, dibuja la sonrisa de la niña pensativa que se sienta en un sillón a esperar el tiempo que requiere la exposición de una vieja cámara fotográfica.
El conejo blanco se escapa una y otra vez; sólo la música lo acerca.
Pero antes de rozarlo con mis dedos, caigo en un agujero de papel y me pongo patas para arriba.