Feria del libro de rosario. Las múltiples editoriales no opacan las lecturas. De repente, editoriales de rosario le muestran al "público lector de afuera" alguna que otra palabra repetida, pero también Aira y sus libritos que nacen con trillizos. Poco de todo esto me interesa, pero desfilo los pasillos golpeando maniquíes. Las mismas caras, los que no se detienen a saludar, se miran y sonríen. Hay un libro en cada mano, hay un ojo en cada pie. Rosario/ Buenos Aires, amalgamados en la misma forma cúbica del espejo en el ombligo. el interés es el centro de la cuestión indiferente. Norah Lange fue la mujer del maravilloso girondo, pero también tuvo algo qué decir. Pienso en
Reds, en la pareja de los personajes de Beatty y D.Keaton, pienso en el tercer lugar de Eugene (Nicholson). El último diálogo se despoja del clisé amoroso: "en calidad de camarada". El puerto entra en mi balcón, Arlt hace de una oficina, una isla desierta. Mi fotos me convierten en barco. Eugene S. habla del judío errante. Remolachas y especias, semillas de sésamo y de lino, frutillas, azúcar, como con los dedos; y luego, llena de frutillas, acaricio las hojas de los libros que no leeré. miro la ventana, una persiana está a medio abrir. Cierro la puerta y me separa del mundo un vidrio esmerilado. Madelaine P. roba dulcemente las palabras de L. Cohen:
Let me feel you moving like they do in Babylon
Show me slowly what I only know the limits of
Dance me to the end of love.
Soplo la única llama que había quedado encendida.