Desconcierto ante una voz que grita desde el fondo de una cueva. hay vacío en todo el cuerpo. los huecos son tapados con arena. ya no reconozco tu voz, ni siquiera tus palabras, te perdiste en mi infinito y te dejé escapar en los confines del laberinto de mi mente. Te aplasto recuerdo cucaracha, bailo desnuda sobre la sombra que dejó tu libertad de plastilina mientras me meo enteramente la pollera... aprieto los párpados y me duelen, todavía te ven. Entonces decido arrancarlos y dejarlos adentro del chucrut de la fiesta alemana de mi madre.
Mis ojos, mi mente y mis recuerdos serán devorados por los integrantes de mi familia y sus amigos.
Suena el Nirvana de Herbie Mann y Bill Evans.