DE LA GUARDA
Y la llegada como siempre maratónica ¿cómo se hace cuando las agujas del reloj giran en tu contra? y corro corro corro corro como luisa delfino y llega el que se queja de mis no- tiempos (oh casualidad una de las pocas personas que jamás me ha esperado y me reprocha como si fuera él quien teje y desteje) en fin... siempre supe que cronos era suyo y no mío pero el tema es que De la guarda esperaba invitarnos a disfrutar y escuché su invitación y cual vaca en una yerra, pasé apretujada entre la multitud por el pasadizo que jugaba con los ruidos de mi estómago. De este espectáculo, me quedo con el tratamiento de lo sutil, con el juego de las sombras, con la espera de la sorpresa, que te mantiene como una lechuza durante los minutos que dura esa gente colgada de arneses y de andamios. Y quizás uno lo intelectualiza todo, y quizás uno se pierda de la rica ingenuidad pero en cada escena brotaba un concepto, una idea, una provocación. Me llevo dos imágenes y las hago mías: una es la noche y las estrellas que vinieron hasta mi, escena que no pude dejar de pensar desde la tierra del nunca jamás, volví a la infancia y golpee el cielo para reventar la piñata de la que sólo saqué un autito espantoso. La otra, una mujer y un hombre, amor, destrucción, rojo sangre, rojo ruptura; símil cama, símil sangre, símil muerte. Entre estas dos imágenes, arneses y giros y mi cabeza como la de una lechuza.